La Moraleja, una de las zonas residenciales con mayor renta per cápita de España, mantiene una relación históricamente compleja con el Ayuntamiento de Alcobendas, marcada principalmente por reivindicaciones económicas centradas en la inversión y el mantenimiento de sus infraestructuras y servicios públicos. El epicentro del conflicto reside en la percepción de los vecinos: pagan mucho en impuestos pero, históricamente, sienten que reciben una inversión municipal directa desproporcionadamente baja, según ha comprobado este medio en diferentes charlas con vecinos de la prestigiosa zona.
Esta dinámica de «pago versus servicio» se articula a través de las Entidades Urbanísticas de Conservación (EUC), que son las responsables de gran parte del mantenimiento de las dotaciones públicas colindantes a las urbanizaciones privadas. Estas tareas, que en otros barrios asumiría directamente el consistorio (mantenimiento de pavimentos, alumbrado, gestión de residuos vegetales, etc.), son delegadas en estas entidades.
La principal demanda económica de La Moraleja (que se extiende a otras urbanizaciones como El Soto y El Encinar de los Reyes) no es la delegación en sí, sino la cuantía del respaldo económico que reciben del Ayuntamiento para realizar estas labores. Los vecinos argumentan que, dado el elevado valor catastral de la zona y, por ende, su alta contribución vía Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) y otras tasas, la subvención o dotación anual debería ser sustancialmente mayor para cubrir adecuadamente las necesidades de mantenimiento de un entorno de tan alta calidad.
INVERSIONES, ESTRATEGIAS Y CONVENIOS
Para aliviar esta tensión, el Ayuntamiento de Alcobendas recurre periódicamente a la firma de convenios de colaboración con las EUC. Estos acuerdos buscan inyectar fondos específicos para la conservación del entorno. Por ejemplo, en ocasiones recientes, el consistorio ha destinado cientos de miles de euros para que las entidades realicen trabajos de gestión de residuos, mantenimiento de viales y suministros energéticos.
Esta dotación se reparte según criterios como la densidad de población, resultando en partidas que superan los 200.000 euros solo para La Moraleja. Sin embargo, para los residentes y las propias entidades, estas cantidades son un apoyo necesario pero a menudo insuficientes para cubrir la totalidad de las necesidades, obligando a las EUC a complementar los gastos con las cuotas de conservación que pagan los propietarios.
MAS ALLÁ DEL DINERO: SEGURIDAD Y CALIDAD
Aunque la base es económica, las reivindicaciones también se traducen en demandas de calidad de los servicios no delegados y la seguridad. Peticiones de remodelaciones integrales de viales, mejora de la accesibilidad y refuerzo de la seguridad vial en los entornos de colegios son una constante.
El Ayuntamiento responde a estas demandas con proyectos de inversión directa en infraestructuras específicas. Un ejemplo es la remodelación de calles enteras, con inversiones que pueden superar el millón y medio de euros para ampliar aceras, mejorar redes de saneamiento y alumbrado, y cumplir con normativas de accesibilidad.
En resumen, la relación entre La Moraleja y el gobierno municipal de Alcobendas es un tira y afloja constante por el equilibrio fiscal. La Moraleja exige que sus altos impuestos se vean reflejados en una mayor inversión en servicios y conservación, ya sea a través de un incremento en la dotación a las Entidades de Conservación o mediante un aumento en la inversión municipal directa en sus infraestructuras públicas. Es una negociación perenne sobre el retorno de la inversión en el barrio más rico del país.
