Noelle Bayarri, dueña de Hípica La Moraleja-Pony Club, ha convertido su pasión por los caballos en un proyecto que ha marcado un antes y un después en el mundo ecuestre infantil. Desde su fundación hace más de cuatro décadas, este club se ha volcado en la educación emocional de los niños, el respeto hacia los animales y el desarrollo de valores fundamentales como la paciencia, la empatía y la superación personal.
Lo que comenzó como una pequeña hípica con un enfoque en los ponis, ha crecido a lo largo de los años hasta convertirse en un referente dentro del mundo de la hípica infantil en España. La hípica no solo se ha consolidado como un espacio deportivo, sino también como un entorno en el que los niños no solo aprenden a montar a caballo, sino que adquieren habilidades que los acompañarán toda la vida.
Con un enfoque que busca enseñar de manera gradual y divertida, el club ha sido pionero en introducir la competición de ponis en España, algo que hace 40 años parecía impensable. Hoy, con más de 40 años de experiencia en el sector, este negocio ha logrado adaptarse a las nuevas demandas del público, ampliando sus instalaciones y diversificando las actividades que ofrece, sin perder de vista la esencia que lo hizo único: el trato cercano, personalizado y familiar. Noelle Bayarri, además de ser empresaria y fundadora, sigue volcada en la gestión del club, manteniendo un contacto directo con los alumnos y sus familias.
En esta entrevista, Noelle nos cuenta cómo nació su proyecto, cómo ha evolucionado a lo largo de los años y qué desafíos y satisfacciones le ha traído este negocio que ha ido más allá de lo que ella misma imaginó al principio.
(P) ¿Cómo nació la idea de crear el club?
(R) El club se fundó en 1984, y se reforzó cuando lo refundé en 2001 tras comprar el resto de acciones que no eran mías. Mi enfoque siempre estuvo en ofrecer un espacio donde los niños pudieran disfrutar de la equitación, no solo como un deporte, sino como una actividad formativa. A lo largo de los años, comenzamos a centrarnos en la competición, especialmente en el salto de ponis, algo novedoso hace unas décadas en España.
(P) ¿Qué te motivó a emprender en el sector ecuestre, especialmente con un enfoque infantil?
(R) Mi objetivo siempre fue ofrecer una escuela de calidad para los niños. Quería que desde pequeños pudieran aprender a montar, pero también a disfrutar de la conexión con los animales. Comenzamos a trabajar con niños a partir de los 4 años, separando clases según los niveles. Los más pequeños tienen clases de iniciación, y conforme crecen, se van integrando a grupos avanzados. Mi idea siempre fue que fuera un proceso gradual, donde el montar a caballo fuera algo divertido y formativo al mismo tiempo. A veces, la diferencia entre los niños de 3 y 4 años es abismal, ya que a los 3 tienen miedo y se quedan bloqueados, pero a partir de los 4 comienzan a disfrutar realmente de la actividad.

(P) ¿Cómo ha evolucionado el club desde sus inicios?
(R) A la par de la demanda. La zona de La Moraleja ha crecido mucho, y el interés por la hípica se ha multiplicado. En sus inicios, el club era un espacio mucho más pequeño, pero la expansión de la urbanización y la apertura de nuevas zonas, como Sanchinarro o Valdebebas, ha permitido que más niños tengan acceso a nuestras instalaciones. Además, el nivel competitivo ha cambiado enormemente. Hace 40 años, en España no existían ponis competitivos, y tuvimos que traerlos de Inglaterra. Al principio, la gente pensaba que los ponis solo servían para dar paseos en las ferias, pero hoy son caballos de competición, y cada vez más niños se atreven a saltar y competir con ellos.
(P) ¿Qué hace único al club frente a otros centros hípicos?
(R) Lo que nos diferencia es el trato cercano y personalizado que ofrecemos. Aquí no eres un número más. Cada niño, cada familia, recibe un trato individualizado. Nos gusta conocer a nuestros alumnos y sus familias, asegurándonos de que las actividades encajen en sus horarios y necesidades. Además, aunque no tenemos grandes lujos, contamos con unas instalaciones de calidad: buenas cuadras, caballos y ponis bien cuidados, y mozos profesionales. Es un ambiente familiar en el que nos preocupa tanto el bienestar de los niños como de los caballos.
«Montar a caballo enseña a los niños a ser pacientes»
(P) ¿Qué importancia tiene para ti la educación emocional y el respeto animal dentro del club?
(R) Es clave. Los niños de hoy en día viven en un mundo donde la inmediatez lo es todo. Montar a caballo les enseña a ser pacientes, a gestionar la frustración y a tener empatía con los animales. Los caballos son animales impredecibles, y eso les hace entender que no siempre las cosas salen como esperan. Esto ayuda a que los niños aprendan a manejar situaciones de frustración y a desarrollar una mentalidad más madura. También les enseñamos a respetar a los animales, ya que son seres vivos con sus propios tiempos y necesidades.
(P) ¿Cómo compaginas tu faceta de empresaria con la de deportista?
(R) Es un desafío, pero tengo un equipo maravilloso que me apoya. Aunque siempre estoy involucrada en el día a día, tengo la suerte de poder delegar en Leticia Rodríguez y el resto del equipo para que las clases y las competiciones sigan su curso. En algunos momentos del año, me ausento para participar en competiciones fuera de España, pero siempre tengo a mi equipo de confianza para mantener el buen funcionamiento del club. Intento no estar más de 10 o 15 días fuera para no perder el contacto directo con los alumnos y las actividades del club.
(P) ¿Qué lección importante te ha dado este negocio?
(R) Paciencia. No es algo que me venga naturalmente, pero he aprendido a ser paciente, porque los 80 animales que tenemos no siguen horarios y los problemas nunca avisan. Además, la dedicación es constante, 24/7. Este negocio requiere estar siempre alerta, ya que los caballos son animales que necesitan atención en todo momento, y mi teléfono está siempre encendido para cualquier urgencia.

(P) ¿Qué planes de expansión o mejora tienes para el club a corto y medio plazo?
(R) Aunque me encanta cómo está el club ahora, tenemos proyectos para renovar algunas instalaciones, como las cuadras y las pistas. Queremos seguir mejorando para ofrecer a nuestros alumnos las mejores condiciones posibles. Además, a nivel de actividades, estamos trabajando para ofrecer más opciones para los niños, adaptándonos a las nuevas demandas y expectativas.
(P) ¿Cómo influye la comunidad local de La Moraleja en el día a día del club?
(R) Ha sido fundamental para el crecimiento del club. La zona de La Moraleja ha evolucionado mucho, y, aunque antes todo era más familiar y cercano, ahora la comunidad es más diversa, con futbolistas, artistas y personas de todo el mundo. Esto ha hecho que el club se convierta en un lugar de encuentro para diferentes perfiles de clientes, y aunque la comunidad ha cambiado, seguimos siendo un lugar familiar y accesible para todos.