En 2012, José Manuel Dávila detectó una carencia en su propio barrio: La Moraleja no contaba con un club de fútbol que canalizara la pasión de cientos de jóvenes por el deporte. Así nació La Moraleja CF, un proyecto que en pocos años ha pasado de ser una iniciativa de barrio a un club con más de 700 familias implicadas, 27 equipos y un firme compromiso con la educación en valores.
En esta entrevista, su fundador repasa los orígenes, el crecimiento y los retos de un club que ha convertido la etiqueta de ‘pijo’ en sinónimo de compromiso, esfuerzo y competitividad.
PREGUNTA (P). ¿Cómo nace La Moraleja CF?
RESPUESTA (R). Yo soy de La Moraleja de toda la vida. Siempre he querido jugar en el barrio y aunque había opciones en Alcobendas, no existía un club de fútbol federado en condiciones en la zona. Muchos colegios aquí no tenían instalaciones propias y no podían ofrecer fútbol 11. Todo eran ligas escolares o fútbol sala. Vi la oportunidad: unir colegios, suplir esa carencia histórica del barrio y combinarlo con mi pasión por el fútbol. Lo propusimos al Ayuntamiento y les encantó el proyecto desde el principio. Tuvimos su apoyo, que fue clave.
(P). ¿Qué impacto tuvo desde el inicio?
(R). El primer año ya teníamos 125 niños. Hoy somos más de 700. Familias de colegios como Irlandesas, San Patricio, Aldovea, Brains, el Colegio Suizo, ICS… La respuesta fue brutal. Había una necesidad real, una demanda desatendida. Ahora nos hemos convertido en algo más que un club de fútbol: somos una comunidad. Queremos formar a los chicos en valores. Nos alejamos de ese fútbol de entrenadores gritones y maleducados. Aquí se compite, sí, pero en un entorno sano.
(P) ¿Y cómo encajáis la etiqueta de ‘club de pijos’?
(R). Es una etiqueta que nos ponen, pero no nos molesta. Sí, muchos de nuestros chicos vienen de familias acomodadas, pero eso no significa que no compitamos con garra. Vamos a La Chopera, jugamos contra el Rayo Alcobendas… y competimos igual. Algunos tienen prejuicios porque creen que somos más blanditos. Pero nada de eso. Nuestros chicos están bien educados, pero también son cancheros. Convertimos un estigma en una fortaleza. Nos gusta competir, y mucho.
«algunos tienen prejuicios porque creen que somos más blanditos»
(P). ¿Cómo está estructurado hoy el club?
(R). Tenemos 27 equipos más los chupetines. Somos un dinamizador local, incluso con lazos a nivel internacional. Hemos trabajado con escuelas de fútbol en África, Sudamérica, hemos abierto puertas. Nuestro primer equipo compite en Primera Autonómica (aunque va a descender a Segunda). Hay muchos chicos que comenzaron aquí y siguen ligados al club, ahora como entrenadores o ayudando con los pequeños. Nos gusta ese modelo endogámico, de casa.
(P). ¿Qué ha pasado esta temporada con el primer equipo?
(R). Estamos en un momento de transición. Ha sido un año complicado. Hemos cedido la gestión del primer equipo y los resultados no han ido bien. El fútbol regional exige mucho: fisios, estructura, mucho dinero. Y si no lo haces bien, se te cae todo. Nos hemos centrado en la cantera, que sigue muy viva. El primer equipo es caro, exige dedicación. Este año nos ha faltado estar día a día. Pero la base del club está fuerte.
(P). ¿Habéis pensado en vender el club?
(R). Ofertas hay todos los años. A mucha gente le gustaría tener un club en una zona como esta. Pero yo no tengo prisa. Nos ha costado mucho llegar hasta aquí. No lo voy a vender a cualquiera. Esto no es un capricho. Solo lo haría si llega una oferta seria, que respete el proyecto. Hemos demostrado que se puede tener éxito con esfuerzo, no solo con dinero.
(P). ¿El club está saneado?
(R). Muy. No tenemos deudas. En el fútbol base, si no cuidas las cuentas, estás muerto. Nosotros exigimos disciplina también en lo económico. Cuidamos mucho cada euro. Es la única forma de sostener esto a largo plazo.
(P).Cómo compatibilizas tu labor como presidente con tu trabajo en el fútbol profesional?
(R). Yo vivo de esto. Soy agente de futbolistas, hago consultoría para federaciones extranjeras, organizo eventos relacionados con el fútbol. Trabajo con la federación de Ghana, por ejemplo, que ahora está reconstruyendo su estructura juvenil. Hacemos scouting en África, Sudamérica… Colocamos chicos en el Getafe, Leganés o Rayo. El fútbol español está de moda y todos quieren venir. Es un mundo muy exigente, pero apasionante.
(P). ¿Qué papel juega la cantera en vuestro modelo?
(R). Fundamental. Nuestro modelo siempre ha sido ese. Apostamos por la cantera porque es lo que quieren también las familias. Que sus hijos compitan, se diviertan y adquieran valores. Hay clubes que compran plazas o fichan a golpe de talonario. Nosotros creemos en otra forma de crecer, más orgánica.
(P). ¿Y el fútbol femenino?
Nos lo piden siempre. Hemos hecho algún amago, pero nos cuesta. No tenemos estructura: necesitamos vestuarios propios para chicas, por ejemplo. Las niñas pequeñas que vienen, fenomenal, pero cuando se hacen mayores no conseguimos formar un equipo. Las que quieren seguir, las derivamos a otros clubes potentes de la zona. Pero queremos hacerlo bien cuando lo hagamos.
«NOS PIDEN QUE TENGAMOS UN EQUIPO FEMENINO»
(P). ¿Qué pasó con aquel incidente de 2023, con una mujer armada que entró al campo?
(R). Fue durísimo. Una madre vino con dos pistolas, un cuchillo… Todavía no se sabe muy bien qué pasó. Los padres reaccionaron rápido y lograron reducirla. Fue portada en todos lados. Tuvimos que sacar fuerza de donde no la había. La policía actuó muy bien.
(P). ¿Tenéis relación con jugadores profesionales?
(R). Sí, por ejemplo Gonzalo Melero, del Almería, es amigo. Siempre dice que el día que cuelgue las botas se quiere implicar más. Le encanta el fútbol base. Nos echa una mano, es un tío comprometido. Viene a La Moraleja, firma camisetas, se queda una hora con los chavales. Nos encanta eso.
(P). ¿Qué le pedís a las instituciones?
(R). Más campos, más instalaciones, más subvención. No nos podemos quejar, pero hay que crecer. Entendemos que en Alcobendas hay muchos clubes, pero nosotros hemos demostrado que un club bien gestionado, con valores, puede cambiar una comunidad.
(P). ¿Qué balance haces después de estos años?
(R). Hemos vivido de todo. Los clubes, entrenadores, árbitros… hacemos una labor brutal que no se ve. Solo salen las polémicas. Hay que poner el foco en lo bueno. La mayoría del tiempo no pasa nada. Somos entidades sin ánimo de lucro, trabajando por pasión, por los chavales. Eso es La Moraleja CF.
