El Encinar de los Reyes y La Moraleja ha sido refugio de los ricos y poderosos de España y parte del extranjero. A finales de la década de los 80 e inicios de los 90, los movimientos vecinales en La Moraleja y a solo 12 kilómetros del centro de Madrid comenzaron a aflorar para romper primero con el Ayuntamiento de Alcobendas, para dar paso después y en pleno ‘procés’ a la anexión de El Encinar de los Reyes a Alcobendas en vez de rendir sus tributos a la ciudad de Madrid.
El nacionalismo de hace 35 años creció en la zona VIP de España, una suerte de movimiento liderado por ricos y ultrarricos, con el fin de conseguir su propia autonomía. Podrían haberlo conseguido sin problema alguno, dinero hay a espuertas. Y apenas supone un gasto el mantenimiento, limpieza y suministros de las calles, junto con la seguridad privada y el alumbrado. De hecho, las principales zonas que conforman el distrito de urbanizaciones no llegan a superar los 2,5 millones de euros de gasto.
LA MORALEJA TAMBIÉN PIDIÓ LA SECESIÓN
Para hacerse una idea de su peso y su extensión, el distrito urbanizaciones conviven cerca de 25.000 personas, el 21,44% de la población total en Alcobendas, repartidas entre El Soto de la Moraleja, La Moraleja, Arroyo de la Vega, El Encinar-Alcobendas, Parque Empresarial La Moraleja, El Juncal, Fuente Hito y Cuestablanca. La extensión alcanza las 4.526 hectáreas, el 58% del total del municipio y el equivalente a ocho veces la superficie de los barrios -Palacio, Cortes, Justicia, Universidad, Sol y Embajadores- que componen el distrito Centro de Madrid. La diferencia radica en la población. Solo esta pequeña área de Madrid alberga a 150.000 personas, seis veces más que todas las urbanizaciones cercanas al municipio de Alcobendas.
Los ricos y famosos, como la actriz Nuria Torray; el componente del Dúo Dinámico, Manuel de la Calva; o Javier Gómez-Acebo, líder de la comisión gestora a favor de la independencia de La Moraleja, buscaron ensanchar la base vecinal para «cargarse de razones suficientes antes de emprender las acciones definitivas» para abrir un expediente secesionista y obtener su independencia. Por aquel entonces, el Presupuesto sería de 625 millones de pesetas, el equivalente a 9,9 millones de euros actuales sumando el coste de la vida.
Las cuentas de entonces arrojaban un saldo muy favorable a la independencia. Pagaban 275 millones de pesetas más que con el nuevo presupuesto y libres a la hora de gestionar el dinero de los vecinos. Eso sí, habría que ver después los acuerdos de colaboración, como los firmados hasta ahora entre el Ayuntamiento y el distrito Urbanizaciones para subvencionar mantenimientos, obras y suministros.
LAS REIVINDICACIONES INDEPENDENTISTAS DE LA MORALEJA
Los independentistas de La Moraleja señalaban la limpieza y la inseguridad como dos de las principales reivindicaciones. Como en Cataluña, denunciaban que pagaban de más respecto a lo que recibían. Una especie de ‘Alcobendas ens roba’ o ‘Madrid ens Roba’. «Estoy totalmente a favor de la segregación. El ayuntamiento no nos presta ningún servicio y pagamos una burrada, y por si fuera poco nos cobran un impuesto por vivienda suntuaria», afirmó a ABC la actriz Torray.
«Estoy totalmente a favor de la segregación porque veo que es una canallada pertenecer al Ayuntamiento de Alcobendas», aseguró entonces Teresa Luque. «No nos dan ni un beneficio, todo son inconvenientes…», proseguía. Todo porque los servicios funcionaban mal, especialmente los domingos, donde tenía que llevar a la empleada doméstica a su casa en Alcobendas al carecer de servicio de autobús. La sensación de abandono de la zona era total.
En El Encinar de los Reyes, el problema es aún más peliagudo. La urbanización, conocida por el asentamiento norteamericano hasta la salida de los soldados estadounidenses en 1992, tenía parcelas que pertenecen a Alcobendas, pero también a Madrid. Pagaban impuestos diferentes y recibían servicios distintos. Todo por el suelo.
No era lo mismo vivir en una acera o en la contraria de una misma calle- El nivel de impuestos era distinto, como los servicios y la calidad de estos. De hecho, el maltrato de Madrid ha sido una constante en El Encinar del Rey, también fue motivo de conflicto con el Ayuntamiento dirigido por Manuela Carmena, que se olvidó completamente de ellos. Por estas razones, el creciente hartazgo derivó en la reivindicación de adherirse a Alcobendas y separarse de la capital.

No eran pocos los vecinos afectados por esta división de parcelas. Casi 5.000 residentes entre el Camino Viejo del Cura, que pasa a denominarse calle Mediodía en la acera de Madrid, concretamente al distrito de Hortaleza. El estado de abandono era palpable, con grietas en el asfalto, vegetación salvaje sin cuidados y áreas verdes abandonadas. A las reivindicaciones se sumaron más de un centenar de familias, que hicieron también cuentas entre lo que pagaban a Madrid y lo que pagarían a Alcobendas. Cada hogar abonaría 1.500 euros menos al año debido a la menor presión fiscal en Alcobendas que en Madrid.
ANABEL SEGURA
La preocupación de los vecinos por la inseguridad en la zona creció a raíz del asesinato de Anabel Segura. El caso sembró el miedo entre los residentes, como también la nula presencia policial en la zona, mientras abonaban 180 euros al mes para disponer de vigilancia privada, que también falla. Así los robos continúan y la policía local tarda en desplazarse al estar la base en Hortaleza, mientras hay otras comisarías más cercanas, como la del aeropuerto y la propia de Alcobendas.
La diferencia entre la seguridad de una zona y otra radicaba en el lector de matrículas de la entrada, un método disuasorio para evitar incidentes en la propiedad pública y privada. Estas exigencias, legítimas, no eran nuevas. La dotación pública en la zona brilla por su ausencia, más allá de los servicios.